Opinión:

«La adversidad y las dificultades que como ciudadanos hemos debido enfrentar durante esta pandemia nos han llevado, a través de una necesidad, a crear adaptaciones de nuestra metodología de trabajo y de sus lugares físicos. Bien lo vemos en el área gastronómica o comercial, cuando muchos emprendedores han
debido ampliar, reacomodar o buscar espacios abiertos, para poder mantener con vida todo aquello por lo que han luchado por mucho tiempo; qué por lo demás es económicamente el sustento diario de muchas personas.

Pero hay algo que no «vemos», y es que los espacios abiertos públicos, como las veredas, deben estar despejadas para las personas en situación de discapacidad por ejemplo: visual o física. La necesidad es entendible, somos humanos y a todos nos ha golpeado de una u otra forma la crisis sanitaria que estamos
viviendo, pero ¿Cómo logramos el equilibrio sin pasar a llevar la independencia y tránsito libre de muchas otras personas ? Y es que debemos partir de la base cultural para encontrar una respuesta. ¿Qué tanto sabemos de Inclusión, de barreras físicas y actitudinales?.

Empecemos por entender que una Discapacidad se hace visible no por la deficiencia física, sensorial o cognitiva, es decir, NO es la persona, si no el entorno que lo rodea y su gente. Si utilizamos un espacio público para poner una mesa que ayer no estaba ahí, esta mesa se convierte en un objeto peligroso no informado para las personas con discapacidad visual y reduce el espacio para el libre tránsito de una silla de ruedas. A veces, mirar más allá nos cuesta el doble , porque no estamos acostumbrados y no tenemos una base educativa en el área lo suficientemente sólida como para ser inclusivos, lo que nos deja en evidencia que aún estamos intentando hacer bien la integración y que el camino que nos queda de aprendizaje diario es bastante largo.

El primer paso, es que como personas logremos comprender que la inclusión es tarea de todos, y no solo de aquellos que viven en una situación de discapacidad. No seamos una sociedad reactiva, no esperemos a vivir con la discapacidad para comprender lo básico de la empatía, seamos una sociedad con cultura de inclusión,
seamos parte de un mundo mejor, un mundo accesible para todos».

➖ Escrito por: Camila Vera Solano. Kinesióloga tomecina.